El libro de cuentos «El libro de los suicidas»,

de Leonardo Garet, fue editado en portugués

 

Se ubica al autor entre «los maestros del género en nuestro continente»

Garet se propone decir lo indecible. Sólo podrá acompañarlo, por consecuencia, quien sea capaz de leer lo ilegible, de explorar lo que no está en las palabras, lo que subyace a los silencios…». Es este un pasaje, que se lee en contratapa, del prólogo escrito por Jorge Albístur (que compartiremos en próximas ediciones) a la nueva edición del libro que acaba de salir de imprenta, en Brasil y traducido al portugués: «O livro dos suicidas», del salteño Leonardo Garet. Vale recordar que «El libro de los suicidas» fue publicado en el año 2005 por la editorial uruguaya Cruz del Sur para iniciar con él la «Colección Cuentos Uruguayos». La obra tuvo inmediatamente una exitosa repercusión tanto en la crítica especializada como en los lectores comunes, dentro y fuera del país. Esta publicación de la editorial brasileña LetraSelvagem, con traducción de Erorci Santana, es una muestra más de ello. La traducción no es algo nuevo en las obras de Garet, ya que varios de sus libros han sido editados en inglés, francés, alemán, italiano, holandés, persa, hindi, bengalí, ruso, chino, guaraní y noruego. En este sentido, la proximidad más inmediata con el portugués quizás sea su libro «Saída de página» («Salida de página»), del año 2001, aunque en este caso se trata de un libro de poemas y bilingüe.

La contratapa de «O livro dos suicidas» también contiene este fragmento de Ronaldo Cagiano, de un texto más extenso que se ubica en las solapas: «…integra, así, la galería de los maestros del género en nuestro continente, entre los cuales están Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Guimaraes Rosa, José J. Veiga, Murilo Rubiao, José Cándido de Carvalho y Rosario Fusco». Y además, el siguiente breve fragmento del cuento «Crianças de milho» («Niños maíces»), cuya traducción ahora del portugués al español es nuestra: «En un viernes, a la hora en que el sol se pone, después de una última inspección en los canteros, y cuando imaginaban un fin de semana tranquilo, el hombre y la mujer descubrieron que los niños de maíz hablaban. No se les había ocurrido que, aunque tuviesen un tamaño considerable, pudiesen hacerlo, pasado tan poco tiempo de haberse levantado de la tierra. Las palabras fueron claras, con contrastes y redondeos de sílabas, como si en lugar de voces fuesen plantas en el medio de un campo desierto. Es cierto que solamente repitieron sonidos sin orden alguno: «tierra, desgracia, amanecer, vecinos, hijos, nunca, inteligencia, perros, caballos, arado, hoy».

«ESCAFANDRO ESTÉTICO»
También es nuestra la traducción de las palabras que bajo este título aparecen en las solapas. Son las siguientes:
«Transitando con la misma calidad por los territorios de la poesía, de la ficción, de la crítica y del ensayo, Leonardo Garet es un escritor multifacético y polifónico. Su densa producción literaria, sin dudas, lo nivela entre los mejores nombres de la literatura uruguaya.
Los veinticinco cuentos de El libro de los suicidas consolidan su trayectoria y confirman la peculiaridad de su dicción, de cuya atmósfera narrativa emerge variada temática, reflejando los dramas e inquietudes existenciales de sus personajes, en un lenguaje que recorre la geografía del absurdo y de lo inusitado, para descubrir una mirada hermenéutica sobre la realidad psicológica humana, política y social de América Latina, tan contundente como en su dimensión trágica e histórica. Las historias que encierra esta obra singular, poblada de mitologías y misterios, nos sugieren una lectura supra real de los conflictos, perplejidades y dilemas perennes del hombre en esta época tan afectada por disonancias y ambigüedades, cuando se percibe en la evolución interior de sus protagonistas una relación de inconformismo y desajuste con el tiempo y la propia condición individual o colectiva.
El ambiente surreal aquí transcripto aparte de revelar el parentesco de Garet con los grandes representantes del realismo fantástico, es también un recurso formal que utiliza el autor para denunciar que muchas veces, el inconsciente y el mundo exterior son más pungentes e intangibles que la propia ficción. Sin embargo, queriendo mostrar ese retrato caleidoscópico de ese universo íntimo poblado de sombras y sustos, con sus sutilezas estilísticas y expansiones oníricas, alude a la humanidad y a la poesía que hay en todo lo que rodea al hombre contemporáneo, perdido en el bosque de sus contradicciones y en el laberinto de sus desencuentros.
El cuento que da título al libro es ejemplo paradigmático de la versatilidad del autor para zambullirse en la subjetividad y en lo insondable del alma y de la naturaleza humana, exteriorizando toda su carga metafórica y posibilidades semánticas. Aparte de eso, el autor establece un diálogo con otros tiempos históricos y geográficos en la medida que incorpora elementos de la propia cultura medieval, concediendo a su prosa un amplio abanico que va desde lo gótico a lo barroco, en que el elemento fantástico y los influjos de magia muestran notable plasticidad.
En su oficio creativo sobresale el extremo rigor con la palabra y el cuidado con la contención formal y la alegoría, pues el autor de ejercita con gran habilidad en una vertiente que explora lo maravilloso, lo inexplicable, lo sobrenatural, lo sensorial y lo extraño, sin caer en el pecado de la inverosimilitud.
Leonardo Garet integra, así, la galería de los maestros del género en nuestro continente, entre los cuales están Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Guimaraes Rosa, José J. Veiga, Murilo Rubiao, José Cándido de Carvalho y Rosario Fusco. Como un Terencio, para quien «humano non alienum puto est», hace una lectura atenta de lo incómodo de las experiencias humanas y al zambullirse con su escafandro estético, en el oculto pantano de lo indecible, percibe, en clave freudiana, que todo lo que es extraño es porque ya lo conocemos, reflexionando exegéticamente, sobre los fantasmas indescifrables y ancestrales que atormentan el espíritu».


Ronaldo Cagiano

 

Diario El Pueblo del 21 de Noviembre de 2019

       
 

 

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