Centro Poblado Rural
Laureles
Se encuentra ubicado al sureste del departamento, sobre ruta Jones, a 45 km de la ciudad de Salto. Cerca de 200 personas habitan 50 casas, 27 de MEVIR y 23 del pueblo antiguo.
Evolución demográfica
1963 |
1975 |
1985 |
1996 |
2004 |
2011 |
149 |
93 |
83 |
146 |
190 |
120 |
(Fuente: INE )
Con una población de 200 habitantes, ya contaba con la escuela Nº 30, cuatro comercios, comisaría y juzgado. De las 42 viviendas que existían, 35 estaban en mal estado. Para el abastecimiento de agua existían perforaciones, que se auxiliaban de bombas de mano, instaladas por OSE, una perforación con molino y en la comisaría existía un aljibe. Las excretas, determinaban al menos 35 sistemas insanitarios. La principal fuente de trabajo eran los establecimientos rurales de la zona.
(Voz de la tierra y el hombre, Salto 1962)
Laureles
Por Lucía Coronel
Nuestro pueblo debe su nombre a que se encuentra situado a orillas de los arroyos Laureles Grande y Laureles Chico, que tienen espesos montes nativos, una variada fauna autóctona, hermosos paisajes, aguas transparentes y el precioso trinar de pájaros. En verano es la playa de jóvenes y adultos del lugar.
Según algunos lugareños, nuestro pueblo tiene más de 100 años. Como constancia se sabe que en 1917 la señora Luisita Camargo se instaló en Laureles para oficiar de comadrona, o sea, quien asistía a las mamás que estaban por dar a luz. Yo conozco a uno de los bebes que ella asistió. Fue a la señora Alba Benítez de Barrionuevo y a su hijo José Enrique. Hoy tiene 55 años, sano y buena gente, jefe de familia.
Los primeros pobladores que levantaron sus ranchos fueron Ferrón, Carlos Mesa, Estaria Lemos, Nicanora Días, Rogelio Cesio, Remigia Benitez, Vigil, Bonesia Vicenta Sosa y Maria Trinidad de Vigil.
Según nos han informado, los predios fueron donados para realizar las primeras construcciones por Decio Garbarini. Algunos de sus familiares (tercera generación) viven en la zona, en la estancia Las Flores.
Como nos han comentado, Don Decio donó terrenos cercanos a la ruta para reubicar a las familias que se estaban instalando en sus terrenos. Estos datos fueron aportados por los pocos vecinos antiguos que aún quedan, los demás somos gente nueva en el pueblo.
Algunos habitantes trabajaban en la carbonería que quedaba a orillas del Daymán; otros como peones de campo, o zafrales, en esquila y chacras.
Antiguamente las estancias compraban el ganado en los remates y la forma de trasladarlo era tropeándolo y llevaba varios días trasladar a los animales.
En aquel entonces había trabajo rentado solo para el hombre, la mujer siempre como ama de casa, debía ir a lavar ropa a orillas del arroyo. Además traían atados de leña; ya que hacían fuego en el suelo para sus comidas y calentar el agua para sus mates y el aseo personal.
En sus comienzos había pocas casas en Laureles, existía solo una canilla que estaba ubicada en la comisaría, de donde se abastecía todo el pueblo; a través de un molino y sacaban con una bomba. También las familias eran numerosas y tenían a sus hijos mayores trabajando en el campo. Cuando los hacendados hacían remates en sus estancias, los jóvenes concurrían y hacían la changa acomodando los autos, además le pagaban 1 centavo por coche y les daban la comida. En ese entonces en las estancias se acostumbraba a dar asado en los remates y ellos llevaban para sus hogares, como ayuda; porque los jefes de hogar no venían muy seguido, demoraban varias semanas. Eso se fue perdiendo poco a poco con el correr de los años, ya vinieron las exigencias de estudios o se iban a la ciudad a trabajar.
Para llegar a la ciudad, el camino no era como el que hoy día tenemos. Según dicen, era un camino vecinal con muchos tacurúes, porque eran tierras aradas, como dicen comúnmente “tacuruses” . No hace muchos años, comenzó a llamarse ruta Jones. En carreta o carro llevaban dos días para llegar a la ciudad. Luego fueron progresando. En aquel momento, con el gobierno departamental de don Ramón J. Vinci, y un señor hacendado de la zona, don Salvador Mattos (“Salvita” para los amigos), se pusieron de acuerdo y fueron arreglando la ruta, aún existe la tercera generación de la familia Mattos en el lugar (Estancias Bayucuá y El Tereré).
Frente al problema de quedar muy a menudo aislados, se construyeron los puentes Laureles y Fialho, que aún existen; pero desafortunadamente, con frecuencia, aún quedamos aislados.
Antiguamente los vehículos y la maquinaria agrícola que hoy transitan por el puente, lo hacían por debajo, en una explanada por donde pasa el agua. La primera línea de ómnibus fue la Empresa Trindade, luego Sizock, éstas venían una vez a la semana. Sizock alquilaba una casa, toda de chapa de aluminio, del señor Ramón Barrionuevo, ya fallecido. El ómnibus salía un día y regresaba al otro. Luego la empresa de ómnibus de Altur, con el señor Oscar Alvez (no nos dieron datos si era de él, o era solo el chofer), según nos dice en la entrevistada, la señora María Beatriz de los Santos, oriunda de Laureles. Todas estas líneas aparecieron, luego de haberse hecho camino vecinal. Después se fue progresando, hoy día viene dos veces a la semana la empresa de Julio Lagreca. También me mencionan que anteriormente la empresa de Walter Guimaraes iba a Paso del Parque y paraba en almacén Alpuy.
En Laureles se encuentra la escuela N° 30. Tiene más de 100 años. Está en un predio donado por don Decio Garbarini. Antiguamente era en los fondos de la actual escuela y de construcción de madera. Tenía dos salones con piso de tabla y una cocina, con piso de hormigón y cocina de hierro. La cocinera era doña Remigia Benítez y luego Rosa Carballo.
En sus comienzos la escuela contó con una maestra, Ana Olivera Acosta, que se mantuvo en el cargo por 27 años. Esta maestra iba a caballo en busca del comestible a Paso Fialho, al almacén de José Benavento.
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(Los siguientes datos fueron aportados por un ex alumno de la escuela, Alicio Duarte; consultado por un miembro de la comisión vecinal, Ana Maria Damacena, de la Comisión Fiscal).
Con el correr de los años se comenzó la construcción de ladrillos. En el año 1963, a cargo de Don Martinez, ya fallecido y los hermanos Nan. Construyeron un salón, la casa de las maestras y la cocina. En ese entonces estaba en la dirección de las escuela la maestra María Del Carmen Emed, y como ayudante la maestra Juanita Buldain.
El agua potable la sacaban de un aljibe, luego la traían del almacén de Bouyssounade. Hoy en día cuentan con bomba eléctrica. En el año 1995 C.T.M donó un ómnibus para trasladar a los niños que terminaban la escuela y querían seguir estudiando. Éstos debían y deben aún, concurrir al liceo de San Antonio. El año pasado en septiembre, CTM donó otro ómnibus con más capacidad, más cómodo. Nuestros adolescentes salen diariamente a las 6:00 y regresan a las 16:00. Esto fue un gran progreso para la zona.
En los ranchos se alumbraban con candiles de grasa y la botellita con querosén con una mecha. La mayoría de los ranchos eran de paja, chapas, mezcla de estiércol, barro y ramas de chircas. Los almacenes vendían de todo, ramos generales se denominaban. También se contaba con una herrería, de los hermanos Contrachuck.
En enero de1992 se formó una comisión de apoyo a MEVIR, propuesta por Alberto Gallinal, presidente de MEVIR en aquel entonces. Los integrantes de esa comisión fueron María del Carmen Emed, presidente –vive en Salto- Érico Enríquez, secretario, ya fallecido y Filomena Taborda y Ramón Velásquez, vocales.
El proyecto de las viviendas era por ayuda mutua. Hoy día estamos por cumplir 20 años, se ha formado una comunidad hermosa; nos conocemos todos y nos cuidamos unos a otros. Contamos con un hermoso salón comunal, al cual le damos varios usos desde fiestas familiares, reuniones sociales, religiosas, hasta de sala velatoria.
Después de un año logramos que en un mes se instalara una torre de internet en nuestro salón, dando cobertura para que nuestros niños y jóvenes puedan tener señal.
Al llegar las viviendas, también se instaló una placita completa con juegos, placita “Niños felices”, nombre elegido por todos. En nuestro salón contamos con el rincón de lectura.
Primero se contaba con médicos que hacían recorridos desde Paso del Parque, hasta Campo de Todos. El Dr Bisio desde 1973 hasta 1992 y luego el Dr. Moraes fueron los profesionales que atendían en forma muy precaria, hasta que en 1993 Proscopio Asiutín, cedió un pedazo de su predio y se levantó una policlínica.
El 5 de enero de 2005 se inauguró la policlínica de MEVIR, junto a nuestro salón comunal, por 6 meses más luego de estar en nueva policlínica vino el doctor Bisio. Luego por 5 años lo hizo el doctor Walter Cobas. Luego de retirarse siguieron las doctoras Baíllo, Claudia Barreto, Washington Díaz y últimamente contamos con médico general, la doctora Marta Errandonea, la pediatra Graciela Barrios, y las parteras Lorena de María y Lorena Austria.
Fuimos progresando día a día, también contamos con oftalmólogos y dentistas. Como ayudantes de todos estos profesionales contamos con una enfermera auxiliar. Somos socios y pagamos una cuota a voluntad. Tenemos estos médicos cada 15 días. Además desde la ciudad vienen vacunadores, la enfermera tiene que estar disponible a cualquier llamado.
En Laureles, antiguamente los lugareños tenían que amasarse el pan en hornos de barro, hasta que comenzaron a salir los vendedores ambulantes que llevaban de todo. Hoy día, gracias a uno de estos proyectos el pueblo cuenta con panadería, (“Flor del campo”) atendida por sus dueños. También contamos con un tambo de Horacio Frola.
Laureles antiguamente era un pueblo a oscuras; sus calles no tenía luces, no se contaba con luz eléctrica. Al llegar el plan MEVIR llegó alumbrado público el 5 de marzo de 2011.
Era muy común un domingo que hubiera carreras y jineteadas; primeramente en la cancha de carreras “Don Jaime”, de don Alejandro de Jesús, eso ya demolido y las pistas de carrera pasaron al Fialho.
En Laureles, desde siempre el fuerte fueron la ganadería y la agricultura. Algunos sólo se dedicaban a la ganadería; otros cosechaban trigo, sorgo y maíz. Con la llegada de extranjeros comenzó la plantación de arroz en las estancias, como en Bayucuá. Actualmente algunos productores agrícolas han introducido en la zona el cultivo de la soja transgénica, lo cual creemos debe ser muy rentable para los productores, aunque para quienes residimos en la zona no será beneficioso a corto, mediano o largo plazo; por ciertos productos químicos, que mucho mal les hace al ser humano.
Sigo contando de Laureles
Laureles también contó con un centro telefónico, de aquellos teléfonos que se daba manija y para llamar se pedía comunicación a la central de Salto. La primera telefonista fue María Trindade de Vigil. Primeramente estaba ubicado en un predio de Decio Garbarini, hoy lamentablemente demolido. Luego Antel compró una casa de Nicolás Contrachuck, “Ruso”, acorde al trabajo que ahí se realizaba -atención al público-, la telefonista ya en ese momento era Filomena Taborda. Cobraban $1 por minuto el llamado. Luego llegó la tecnología de los celulares y casi todos ya contaron con este avance.
Laureles cuenta con una comisaría desde ya hace más de 100 años. Al principios era de tabla rosada, estaba en donde hoy son los depósitos, en principio fue llamada 2ª seccional policial y después vinieron los cambios y pasó a ser 16ª seccional policial. Estaba ubicada donde existe hoy. Su primer comisario fue Ferreira, en aquel entonces se hacían las recorridas a caballo, no los detenía ni lluvia ni frío, no medían sacrificios y ayudaban a combatir plagas, como la de langostas.
Luego fueron llegando los primeros jeep que hacían las recorridas por las estancias y traslados de enfermos. La comisaría está ubicada sobre ruta Jones, en el medio del pueblo.
Laureles contaba con un juez de paz, el primero fue Tomás Dalmao luego Rogelio Beneditto, todos ellos estaban radicados en la zona en un caserón, hoy demolido. Estaba retirado del pueblo. Luego llegó el Juez de paz Alejandro Quintana.
En 2001 se instaló el juzgado de paz, de tercera sección, su sede fue ubicada en el costado de la ruta Jones, dentro de los predios de MEVIR. En el 2007, trasladan el juzgado a Salto, según se decía que tenía que haber sido ubicado en San Antonio.
Laureles desde 1993 cuenta con una capilla nuestra Sra. de Fátima que estará cumpliendo sus 21 años en este pueblo, predio también donado por don Decio Garbarini.
Agradecimientos:
En especial al señor Garet que con su proyecto nos deja mostrar nuestro pueblo por dentro. A la Comisión Vecinal (de la cual formo parte como presidente); que me ayudó en la búsqueda de información: María Beatriz de los Santos (Mirian), Areco Duarte, Enrique Blanco, Santa Riva, Enfermera Isabel Machado, Alcira de los Santos. Y a María Lucia Coronel por tomarse el trabajo de escribir lo contado.
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Caserío
Campo de Todos
Situado en la zona suroeste del departamento de Salto, sobre ambas márgenes del arroyo del Sauce, próximo a su desembocadura en el río Daymán, en el límite con el departamento de Paysandú y a 80 kms de la ciudad de Salto.
Según datos del censo de 2011, la localidad contaba en esa oportunidad con una población de 212 habitantes, no existiendo registros previos de su población.
Era una población tipo colonia de predios chicos, que ya contaba con la escuela Nº 80, con 76 alumnos inscriptos y el destacamento policial a 1 y 1/2 kms. Existían 48 viviendas de las cuales 6 eran de material y el resto ranchos, con una población de 120 personas. El agua se abastecía a través de 3 pozos de poca profundidad y poco caudal y una perforación más profunda, aunque mayoritariamente se acarreaba desde el arroyo EL Sauce. Las excretas determinaban 40 sistemas insanitarios. La principal fuente de trabajo la constituían las estancias y los cultivos en pequeños predios.
(Voz de la tierra y el hombre, Salto 1962)
No existe una fecha determinada respecto a la fundación de Campo de todos, pero se estima su surgimiento hacia finales del siglo XIX. En esa época, pobladores de la localidad de Vera, llegaron a la zona tras la noticia de que un campo había sido abandonado por su dueña por lo que fueron instalándose en la zona; de ahí surge el nombre Campo de Todos.
Desde sus orígenes hasta la actualidad el problema de la propiedad en la zona no ha sido solucionado, ya que no ha existido reclamo alguno por esas tierras. Sus primeros pobladores fueron unas cuatro familias que ocuparon unas 5 hás., las que se dedicaron a la producción granjera. Posteriormente, incorporaron la producción de carbón, el cultivo de algodón y de paja de escoba.
Con la modernización de las tecnologías, estos productos fueron perdiendo competitividad en el mercado por lo que sus pobladores debieron buscar nuevas fuentes laborales, principalmente como asalariados en las estancias de la zona.
Actualmente, la principal actividad es la producción ganadera.
En la década de 1950 se construyó el camino de acceso a la localidad, anteriormente se llegaba a través de los campos.
En 1956 fue habilitada la escuela Nº 80 y comenzaron las primeras celebraciones de culto por parte de la Iglesia Católica.
Escuela Nº 80
La escuela Nº 80 “Evaristo Álvarez” comenzó a funcionar en el año 1955 siendo su primer local donde actualmente está ubicado el almacén de Raúl Morales. En sus comienzos según relatan pobladores eran más de 90 niños, algunos muy grandes ya que no había escuela, edades de 6 a 16 o 17 años. Una maestra para todas las clases, fue Teresita Uberti y Esperanza Brum la cocinera. No existía el camino de acceso al pueblo. En 1960 Evaristo Álvarez dona el predio donde se construye la escuela que existe actualmente. En el año 2015 cuenta con 32 alumnos desde Nivel 3 hasta 6to año. Una Mtra Directora Norma Da Costa, efectiva realizando su 5to año consecutivo en el cargo, 2 maestras ayudantes y 1 auxiliar de limpieza y cocina.
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Campo de Todos
Por María D. Álvarez
Mi pueblo estaba dividido por el arroyo Sauce. Mis padres vivían para el norte. Ellos habían venido en el año 1939 y ya se lo nombraba Campo de Todos.
Los primeros pobladores, me contó mi papá, serían los que le pusieron el nombre, Máximo Morales por el norte y Calistrín Albín por el sur.
Era un lugar de muy pocos habitantes. Ranchitos de paja y alguno de barro. Mis padres vinieron con diez hijos, después nacimos cuatro más.
Mi padre me contó que cuando él vino miraba para todos lados y había pura chirca, no se veía ni una chacra. Él dijo: ¿con que daré de comer a mi china y a mis gurises? Porque le habían dicho que había chacra, pero como mi padre era muy luchador y sabio para resolver problemas, resolvió enseguida. Plantó una quinta con toda clase de verduras y se hizo un ranchito para cortar pelo y así traer algo para la olla. Después trajo caballo y arado y rompió terreno; hizo chacra y plantó. Pero para sacar la cosecha tenía que hacerlo en carro hasta la entrada y para tomar el ómnibus había que ir caminando, todo era difícil.
Para ir a la escuela, el que podía iba a caballo y si no a pie. Nosotros íbamos cortando campo, de Campo de Todos a Sauce Chico. Eran más o menos dos leguas para aprender un poco a defendernos. Papá habló con Javier Alpuy, de la zona de Laureles, y éste mandó hacer una casa con un salón grande y lo alquiló para Primaria. Así tuvimos la primer escuelita, pero seguíamos encerrados, sin tener una calle para un carro o un sulky para llevar la maestra o nuestra familia, ya que para pasar había una cancela que se cruzaba sólo a caballo, pero se sigue insistiendo con el estanciero para la salida, hasta que se consigue así salir a la calle donde pasaba el ómnibus.
Nos alumbrábamos con candil o un farolito de querosén y traíamos agua del arroyo en un barril, para tomar y para la comida. Para bañarnos y lavar nuestra ropa íbamos al arroyo, a pesar de eso éramos felices corriendo dentro de los maíces, viendo si había alguna muñeca granando para clavar el diente. Después vino el progreso, hicieron un pozo semisurgente, logramos tener una escuelita propia, Nº 80, policlínica, capilla católica y un templo evangelista, tenemos luz y agua.
Campo de Todos
Por Ramón Ariel Rosconi Aguerre
“En varias oportunidades he tenido que explicar lo que se me ha contado sobre el origen de Campo de Todos. Actualmente Campo de Todos es muy diferente al que conocí desde niño porque allí viajaba muy seguido, porque vivía con mi familia en Sauce Chico, a unos 8 km.
Recuerdo que como alumno de la Escuela Nº 36 participamos en un acto patrio, al que viajamos en un camión, nuestra maestra y directora era la Señora Odila Costa. En ese local actualmente vive mi amigo Raúl Morales y su familia.
También como alumno de la Escuela Nº 36 participé de la inauguración del actual local de la Escuela Nº 80.
Las personas que me contaban cosas de Campo de Todos eran mis padres, Juan Rosconi y Esther Aguerre, Tito y Pola, que era como se los conocía popularmente.
Cuando mi mamá tenía tres años, mi abuelo proveniente de Cuchilla de Salto vino a vivir en la estancia que está en la entrada de Campo de Todos. Eso fue más o menos en el 1918. Mi abuelo Martín arrendaba de la estancia la casa y un predio pequeño donde tenía un almacén.
El camino original no coincide con la calle actual. A unos 500 m rumbo a Sauce Chico habían una cancela y un portón, luego a campo abierto un camino.
Donde hoy está Campo de Todos y la estancia de Sevrini, según mis padres, eran campos pertenecientes a un matrimonio de extranjeros, no recordaban bien el origen, pero podrían ser húngaros, un día se fueron a Montevideo y nunca más se supo de ellos.
Pobladores de otros lugares del departamento en horas de la noche pasaban en carros con sus familias y cercaban un predio. Así creo surge lo que hoy es Campo de Todos que en sus inicios y documentos que he visto, como mapas antiguos, figuraba como pueblo “La Bolsa”.
También recuerdo que los niños de Campo de Todos concurrían a pie a la Escuela Nº 36, cruzaban campos y el arroyo, ese local ya no existe más. Era en el campo de mis abuelos que ya se habían mudado.
Don Javier Alpuy policía jubilado y comerciante de Laureles compró un terreno, hizo un local y lo alquilaba, dicen algunos vecinos para que funcionara una escuela, así nace la N° 80.
Como no había calles el intendente Ramón Vinci inició la construcción de la actual calle.
Siempre la gente me pregunta si soy de allí. La respuesta es no, pero las vivencias que tuve en ese lugar, la amistad entre mi familia y todas las familias de Campo de Todos desde siempre me hicieron sentir uno más, y los pobladores mayores lo sienten y saben que es así. Luego las generaciones jóvenes en el 2002 me tuvieron como docente por esto es el gran afecto que tengo por ellos y es algo recíproco. Ese año se inicia por mi iniciativa planteada en la Junta Departamental como Edil y con el respaldo del Intendente Eduardo Malaquina, a cargo del Ingeniero Pejo y funcionarios de la IMS, relevamientos y mensuras para que los ocupantes de los predios de Campo de Todos pasen a ser sus verdaderos dueños.
Tuve el honor de conocer siendo niño y adolescente entre otras personas a: Evaristo Àlvarez y Doña Dorotea, Anastasio Albín, Jacinto Conti, Enrique Martínez, Reyes, Máximo Morales, Fermín Barrone, Juan C. Carballo, Avelino Fernández (hijo), sus hermanos y a don Avelino (padre) y sus respectivas señoras, Natalio Márquez que fue a la guerra en 1904 defendiendo al Partido Colorado, los Barboza, los Berriel y los Presentado.
Estos recuerdos pretenden no dejar a nadie de lado, sino que son para que se sepa el origen de un pueblo que tiene su identidad propia: CAMPO DE TODOS”.
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Paraje
Paso Fialho
Debe su nombre al paso sobre el arroyo Laureles. Está a 15 km del centro poblado rural Laureles, en el km 26 de la Ruta 31 y por ruta Jones 9 km. La zona depende de la seccional policial 6ta de San Antonio.
El servicio de ómnibus lo cumple la empresa Lagreca con una frecuencia de 3 viajes semanales: lunes, martes y viernes.
Hay 12 establecimientos rurales que se dedican a la cría de ganado ovino, vacuno y lechería. La población es mayoritariamente adulta, hay escasa presencia de niños.
En el local escolar se hacen pagos de jubilaciones, pensiones y asignaciones
La policlínica más cercana es la ubicada en Laureles.
Origen del nombre
Según versiones de los vecinos de la zona, se le denominó así debido a un latifundista que vivió en el lugar hace más de 100 años. El mencionado hacendado era de apellido Fialho, quien en cierta ocasión que había llovido torrencialmente, intenta cruzar en carruaje, el paso que está sobre le arroyo Laureles. Es arrastrado por la corriente de agua con trágico final. Desde entonces, el paso fue denominado con su apellido.
Dado lo extraño del apellido, hay muchas probabilidades, de que este hacendado haya sido descendiente de la persona a la que se alude en el siguiente texto:
“De todos los documentos que hemos estudiado, el que por primera vez certifica la existencia del Pueblo del Salto, es de fecha 5 de febrero de 1824, en época del dominio brasileño, y está signado por sus pobladores en el Acampamento (sic) de Salto.
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Se trata del abasto de carne a los campamentos de San José y Salto, aprovisionados de "carne verde" (¿tasajo?) primeramente por Pedro Marote al precio de 400 reis cada arroba de 25 libras al de San José, y de 500 reis el de Salto, y posteriormente por Guillermo Ferreira de Abreó al precio de 320 reis.
Los firmantes solicitaban que le fuera confiado dicho abastecimiento a Manuel Antonio Fialho, establecido "en estos destinos" [Campamento del Salto] quien se comprometía a cumplirla por 450 reís, recibiendo en pago letras sobre el Banco do Brasil y de no ser admitido el "abastecimiento general solicitado", lo haría con el pueblo [del Salto] a 320 reis, ya que Ferreira de Abreó obligaba últimamente a que se le adquiriese la carne, “al precio arbitrario” de 400 reis”. (Aníbal Barrios Pintos, “El origen luso-brasileño de la ciudad de Salto”, Montevideo 1968.)
Escuela 108
No hay una historia organizada de la escuela 108 pero sus orígenes datan de 1915, año en que comienza a funcionar con el número 21. Así lo atestigua el primer libro de matrícula que aun se conserva. La primera alumna fue Rosalina Pereira.
Según datos de vecinos, la escuela estuvo ubicada primeramente en el edificio al oeste del actual, a unos 2 km de distancia, propiedad del vecino Danilo Bentancur, donde hoy funciona un pequeño comercio. Luego se traslada al actual lugar, propiedad de la familia Peirano, siendo su construcción de chapas, con base de ladrillos. Hoy queda solamente el antiguo aljibe.
Es a partir de 1976 que se comienza a disfrutar de la moderna instalación edilicia que se conserva en buen estado. A la escuela asisten actualmente 3 alumnos (inicial, tercer año y quinto año), una maestra directora y una auxiliar de servicio y cocina. Aparte de las actividades curriculares los niños realizan investigaciones en una huerta orgánica que posee la escuela. Los niños cuentan con atención odontológica por medio de un programa de Presidencia de la República.
En el local escolar también se realizan los pagos de jubilaciones, pensiones y asignaciones.
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