Centro Poblado Rural
Fernández
Es una localidad que forma parte del municipio de Mataojo y se ubica al nordeste del departamento sobre las costas del arroyo Mataojo Chico. Distante 185 kilómetros de la ciudad de Salto; el acceso es por un camino departamental desde el kilómetro 108 de la ruta 31.
Evolución demográfica
1963 |
1975 |
1985 |
1996 |
2004 |
2011 |
509 |
399 |
251 |
239 |
299 |
305 |
(Fuente: INE)
Casi en el límite con Tacuarembó, Pueblo Fernández es una de las tantas pequeñas localidades que conforman el Municipio de Mataojo, que en total nuclea unas 2.000 personas. Tiene una subcomisaría, una escuela, una oficina del municipio, una policlínica y casas distribuidas en su mayoría sobre la calle principal, conformada por algunas cuadras, bituminizadas en 2014.
La lejanía de esta localidad y el contexto geográfico la dejaba por fuera del alcance de las señales radiales. Teniendo en cuenta que además los diarios no llegan a Fernández y que sólo se puede acceder a la TV mediante cable, la necesidad de una radio se hacía imperiosa para los vecinos. La aspiración se concretó el 18 de diciembre de 2011 con la instalación de la antena y la puesta en el aire de “Aventura FM”, la primera radio comunitaria de Pueblo Fernández. El proyecto es una iniciativa conjunta de la Intendencia de Salto, el Ministerio de Educación y Cultura a través de Centros MEC, AECID y el Programa ART/PNUD. Los beneficiarios directos del proyecto son los vecinos del municipio de Mataojo y su zona de influencia: Pepe Núñez, Quintana, Paso Cementerio, Corral de Piedra, Zanja de Tigre, Pueblo Ramos, Paso Herrería, Pueblo Cayetano, Masoller, Sarandi de Arapey y el propio Pueblo Fernández.
Origen e historia
Si bien no hay mayores datos acerca de su fundación, los vecinos sostienen que dicho pueblo toma su nombre del antiguo propietario de las tierras en donde está asentado, pero no hay registro en cuanto a la cesión de los derechos sobre las tierras o de la expropiación de las mismas por parte del estado, tal es así que en la edición del 8 de noviembre de 1981, el diario “El Telégrafo” de la ciudad de Paysandú, publica una nota referente al juicio llevado adelante por los herederos del propietario, disponiéndose de parte de la justicia el desalojo del pueblo, disposición que fuera apelada con éxito por el Dr. Raúl Otero, abogado defensor de los habitantes de dicha localidad.
La Escuela
El 15 de junio de 1923 toma posesión del cargo el primer maestro, Segundo Sanpedro, quien comienza la tarea de organización de la escuela, que se instaló en un local cedido por la familia Blanco. Las clases comienzan a ser dictadas el día 25 de ese mes.
Un hecho importante a destacar, es que en julio de 1947 se instala allí una misión pedagógica, llevada adelante por el maestro desaparecido Julio Castro y un grupo de 60 personas, entre los que se encontraban estudiantes de magisterio, agronomía, odontología y medicina. Estas misiones estaban orientadas al desarrollo no solamente cultural sino también social. El local fue construido por los integrantes de dicha misión y los vecinos del lugar. El 3 de octubre de 2008 se realiza en Pueblo Fernández un emotivo homenaje al maestro Julio Castro, en el que participan la maestra Istra Cuncic, integrante de las misiones educativas y Baltasar Blanco, ex alumno de dicha misión.
El 25 de abril de 1964 se inaugura el local propio de la escuela, gracias a una importante donación del Sr. Joaquín Sant´Anna y años después se inaugura el segundo sector gracias a la donación del Dr. Jorge Piacenza Harriague. Actualmente la escuela posee una buena infraestructura, la cual se ha visto mejorada con el correr de los años gracias a los aportes de los vecinos y de diversas instituciones. Por ley 17.463 del 2 de abril de 2002, la escuela Nº 40 es designada con el nombre “Carmelo de Arzadun”. El 26 de mayo de 2006 se inaugura la biblioteca de la escuela, gracias a aportes interinstitucionales y de los vecinos.
De acuerdo a la maestra directora María Teresa Devincenzi, a la escuela concurren cerca de 140 niños y es atendida por 4 maestros. Una vez terminado el ciclo básico -que muchas veces no es tal por deserciones, repeticiones, ausentismo- no existen otras posibilidades; el muchacho cuyo padre es estanciero o comerciante, o algún otro caso excepcional, puede ir a la ciudad y allí continuar y terminar su prelación. La gran mayoría no. Justamente una de las aspiraciones del movimiento “Mataojo en Marcha” fue hacer una extensión de la educación. La solución primaria –opina María Teresa Devincenzi- sería instalar cursos volantes de enseñanza técnica e industrial, tales como los que se piensa crear en Colonia Lavalleja. Dichos cursos, cada tanto, adquieren distintas orientaciones de acuerdo a las necesidades del medio.
Aportes de los alumnos
Los niños de la Escuela, Franco Paz Olguin, Miriam Da Costa y Machado González aportaron recuerdos de familiares mayores, como el de algunos personajes: Inés Aniceta Alvez (Doña Chela), destacada por su permanente alegría, los hermanos Toco, Nené y Baltasar Blanco (dueños de comparsas de esquiladores), así como la importancia que se daba antiguamente a contar con un par de alpargatas y bombacha de campo nuevas (a tal punto que quien las tenía caminaba con mucho cuidado para no ensuciarlas) y el ingenio de algunas madres que daban a sus bebés pañuelos con azúcar a falta de chupetes.
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Batallón “ITUZAINGÓ” de Infantería Nº 7
A la Escuela Nº 40 de Pueblo Fernández
Con un equipo integrado por 1 Oficial y 8 Personal Subalterno, la Unidad realizó un importante apoyo a la Escuela de Pueblo Fernández mediante el traslado de juegos infantiles y trabajos de refacción y pintura en el edificio.
http://www.ejercito.mil.uy/divisiones/deiii/Boletines/17/index.html
La comunicación en la década del 20
Por Montiel Ballesteros
"LA URUGUAYA"
"EMPRESA DE SIMON ROSAS"
"SALTO A MATA-OJO"
“Esa diligencia, donde se agotó el confort imaginable, - asientos y respaldos acolchados, espejos y perchas, - lucía un enorme número 1, debiendo corresponderle el 2 a otro vehículo en construcción, más pequeño y ligero y en consecuencia más práctico para el pesado y difícil período invernal.”
(La Raza, Buenos Aires, Editorial Nuestra América, 1925)
Movimiento Mataojo en Marcha
Un papel destacable cumplió el movimiento “Mataojo en Marcha”, conformado por un grupo de vecinos y hacendados del lugar, quienes lucharon por obtener mejoras para la zona, reparación de calles, mejoras en el servicio de ómnibus, agua potable y luz eléctrica. En el período de gobierno de Ramón J. Vinci (1966 – 1971), se logró la conformación de la Junta Local, siendo su presidente el Sr. Ítalo Zabala.
MEVIR
A partir del año 2003 comienza a trabajarse en un nuevo proyecto para la zona, la instalación de un grupo de viviendas de MEVIR, proyecto que se concreta en el año 2008 con la inauguración de 25 viviendas y un salón comunal. Se concreta un convenio con ASSE para la atención de la salud de los vecinos del pueblo y las zonas aledañas, se instala alumbrado público y se crea una plaza con juegos para los niños y aparatos para realizar actividad física.
Centro MEC
Tiene un Centro MEC inaugurado el 8 de agosto de 2008, ubicado en la sede del Municipio de Mataojo. Este Centro, al igual que todos los Centros MEC del departamento, cuenta con 5 computadoras, 1 impresora multifunción, 1 LCD de 32 pulgadas y conexión a Internet. Se realizan allí cursos de alfabetización digital en los niveles básico y avanzado, así como también actividades socioculturales diversas.
Nota periodística
En la primera plana del diario “El Pueblo” del 1 de abril de 1969, se publicó una entrevista a la enfermera María Celmira Blanco, con quien dialogaron los cronistas cuando visitaron el lugar: “La policlínica es chiquita pero coqueta. Se nota que hay esmero. La responsable (Celmira Blanco) tiene un curso de especialización en el MSP, pero no está presupuestada. De vez en cuando le pagan el sueldo.
“Necesitamos un médico estable -dijo Celmira-o alguien que venga una o dos veces por semana. Hacemos todo lo posible, hasta atendemos partos acá, pero un médico ayudaría a controlar mejor las enfermedades de la población”.
“También necesitamos que venga nuevamente el avión ambulancia. Hace un tiempo que dejó de hacerlo. Los medicamentos son insuficientes, porque las partidas son fijas, y cuando aparece un brote de gripe o fiebre tifoidea, que son habituales acá, no alcanzan las provisiones de remedios.
“Necesitamos que nos tengan un poco de confianza y dejen acá las vacunas de la BCG para dar las segundas y terceras dosis. A menudo cuando vienen los funcionarios del Centro de Salud, algunos niños no pueden llegar hasta acá desde las estancias y se pierden el seguimiento”.
“El agua de pozo que se consume acá podría tener algún tipo de contaminación, porque a menudo aparecen problemas gastrointestinales”.
Aún hoy, Pueblo Fernández se parece a una población del lejano oeste americano, porque las casas están ubicadas a los costados del único camino de entrada y salida. Ese camino-carretera de tierra serpentea entre los cerros, ofreciendo variadas y espléndidas escenografías naturales.
Pero a los moradores de la zona y a los integrantes del Movimiento Mataojo en Marcha le interesaba más la posibilidad de crear cursos volantes de UTU para enseñar labores (costura, cocina, bordado) y oficios como albañilería, carpintería, herrería y mecánica, “porque hay mucho tiempo ocioso para los jóvenes y la caña brasilera siempre está barata”. “En el año 2000 volvimos a visitar Pueblo Fernández, no ya en misión periodística. El camino ha sido mejorado en toda su línea, desde la ruta 31 hacia el este. Se incorporaron los servicios de agua potable, luz eléctrica y telefonía rural; la escuela tiene excelente local y la policlínica cuenta con nueva enfermera y el respaldo de SAYSS.
Hay una Junta Local y un terreno de varias hectáreas disponible para que MEVIR haga nuevas viviendas. Pero las perspectivas laborales para los jóvenes son deficitarias todavía” (Nota sin firma).
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Caserío
Ramos
Debe su nombre a uno de los vecinos más antiguos de la zona, Antonio Ramos, propietario de uno de los comercios del pueblo, el otro pertenecía a Dutra.
En 1971, época en que existían unas diez casas dispersas, sin una estructura vial que las interconectara. En esa época, Nuilbar Alves, era el maestro de la escuela, que en ese entonces contaba con 33 alumnos inscriptos, debido a que se estaba construyendo la escuela de Zanja del Tigre, por lo que los niños de esa localidad concurrían a Pueblo Ramos.
En esta época, se contaban unas diez casas dispersas, sin una estructura vial que las interconectara.
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Diez años después la escuela cierra por no registrar inscripciones. Sucedido esto, en su local, pasa a funcionar la policlínica de SAYSS.
La empresa San Cono, que unía la ciudad de Salto con Pueblo Fernández, hacía el recorrido los lunes y viernes de cada semana.
El camino departamental sale de la ruta 31 y pasa por Casa Muguerza, Pueblo Cayetano y Paso de la Herrería, siguiendo hacia Pueblo Fernández.
A 5 kms. del pueblo, está el destacamento policial.
Último matrero de Caserío Ramos "Ataídes Ustra" alias el Pizca.
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Caserío
Zanja del Tigre
Es un caserío ubicado al este del departamento, y al sur-oeste del centro Poblado Fernández, a 180 km de la capital del Departamento de Salto, sobre la cuchilla de Haedo. Pertenece a la Seccional Judicial N° 6 y la Seccional Policial más próxima es la 12 de Pueblo Quintana.
Nombre
El origen del nombre de la localidad se debe a que en la zona hay numerosas cuevas y se asegura que hace muchos años en la zona había tigres. Inclusive hay una cueva que la denominan “cueva del tigre”, que es el lugar donde vivió el último tigre de la zona.
La localidad es una zona muy despoblada, las viviendas están dispersas. Sus pobladores son peones rurales que trabajan en los establecimientos y productores chicos.
La escuela
La escuela N° 61 de Zanja del Tigre es de carácter rural, unidocente, que no cuenta con una memoria institucional que informe del año de su fundación. El terreno fue donado por la familia López, residente en la zona.
En el año 1932, funcionaba en local alquilado, era de material, pero estaba en muy mal estado. En marzo de 1971 se clausura por peligro de derrumbe.
Con fecha 28 de Setiembre de 1971, el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal aprobó el Convenio celebrado entre la Inspección Departamental de Salto y la Comisión de Fomento de la Escuela a los efectos de la construcción de una micro escuela. El 8 de diciembre de 1974, queda oficialmente inaugurado el nuevo edificio, que es el que actualmente tiene.
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Caserío Zanja del Tigre
Por Judy Da Rosa Ferrao
El pueblo data de al menos ochenta años atrás y actualmente comprende unas veinte casas y se dice que su nombre deriva del hecho que antiguamente había tigres en los montes de la zona.
Existe una escuela que es la Nº 61 a la que en la actualidad no concurren más de cuatro o cinco niños. No se han ejecutado planes de MEVIR y no existe servicio de luz eléctrica, ni red de distribución de agua potable. Cada familia se autropovee de luz a través de sistemas de paneles solares en su mayoría, y para el abastecimiento de agua al hogar se recurre a motores, bombas y molinos.
No hay comercios instalados y los pobladores se proveen de lo necesario directamente en la ciudad de Salto, o a través de vendedores ambulantes y de la venta al menudeo desde los hogares de los propios pobladores. Se cuenta con un servicio de ómnibus que pasa a siete kilómetros y por asistencia médica se concurre a Fernández (donde hay médico residente), o a Quintana que cuenta con un enfermero radicado en el poblado.
El tratamiento de los residuos sólidos se realiza por parte de cada familia mediante quema y enterramiento de los residuos.
Por Blanca Franco Fraguas de López
Es digno de destacar que en la zona existe abundancia de montes, grutas y ciervos, resultando una belleza increíble
Se destaca el puente que salva la zanja que lleva el nombre de Luis Amado López, casi en la zona donde la misma desemboca en el arroyo Mataojo, gracias al que se logró superar en parte el efecto de las crecidas debido a los temporales.
Para comunicarse con otros pueblos y con la ciudad de Salto, a dos leguas y con tres frecuencias semanales pasa el ómnibus de la empresa San Cono que une Salto con Pueblo Fernández.
No hay luz eléctrica y el abastecimiento de productos de primera necesidad se obtiene a través de almacenes familiares establecidos en casas de algunos de los vecinos. Mientras que la protección de los vecinos está asegurada por el personal del destacamento policial existente entre Zanja del Tigre y Pueblo Fernández.
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Paraje
Paso de la Herrería
Está situado al este de la ciudad de Salto, a trece kilómetros de la Ruta Nº 31. Según los registro de la escuela, los primeros pobladores de la zona serían unas 6 familias: Trindade, Ávila, De los Santos, Moreira, Fagúndez y Barreda.
El nombre Paso de la Herrería se debe a que era el lugar en que hacían su “parada” las carretas que viajaban rumbo a la ciudad, pues allí se encontraba una “herrería”. Se herraban los caballos y seguían hacia Salto, para luego hacer una nueva parada en la actual Plaza de Deportes, antiguamente conocida como Plaza de las Carretas. También se conserva la versión de que el nombre proviene de Manuel Herrero, propietario de las tierras en el siglo XIX.
Se trata de un campo policial donde se ubica el local donde fuera Destacamento. Actualmente está a cargo del Agente Ramón Chiappa.
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La escuela
Escuela es la Nº 72; en 2015 concurren a ella 8 niños.
El primer local estaba ubicado en una casa familiar. En el año 1949 su dueño, Don Valentín Avila, vendió el predio quedando la casa deshabitada. Entre los vecinos de la zona, lograron en 1950 el concurso de la maestra Hilda Chiorisqui.
El 21 de noviembre de 1997 se inauguró el actual edificio de la escuela.
Se transcribe un fragmento del discurso de la Maestra Directora, Beatriz Dalmao:
“La escuelita nace en el local que ocupara hasta el día de hoy, en el año 1949, donde funcionaba un comercio propiedad del señor Valentín Ávila, cediendo el predio y la casa que era deshabitada. Entre los vecinos de la zona consiguieron traer una maestra, pasando así a funcionar una escuela el día miércoles 3 de mayo de 1950. Esta primera maestra fue Hilda Chiorisqui, y han pasado por esta escuela 38 maestros y 203 alumnos, de los cuales hoy tenemos el orgullo de decir, que algunos han seguido estudios universitarios, otros maestros, como en el caso de Marcirio Pérez, que hoy nos acompaña. En el primer año se inscribieron 23 alumnos, el primer presidente de la Comisión Fomento fue el Sr. Ulises Gonçalves Brum y el Inspector Departamental de aquella época era el Mtro. Servando Latorre Fernández….”
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Pueblo desaparecido
Mataojito
Mataojito, o Mataojo Chico, estaba ubicado pocos kilómetros al norte de Pueblo Fernández.
Contaba con escuela cuya maestra fue durante varios años Carmen Crescionini.
Mataojito será recordado probablemente por haber sido el lugar de nacimiento de una de las figuras más relavantes del humorismo en ambas márgenes del Plata: Wimpi, seudónimo de Arthur García Núñez.
Sobre un total de 20 viviendas, 15 están en mal estado, con un total de 110 habitantes. La principal fuente de trabajo estaba constituida por el trabajo en las estancias. El agua se abastece desde manantiales y arroyos y en el caso de la escuela por medio de un aljibe. Entre las instituciones se deben nombrar la escuela Nº 51 con 21 alumnos, un comercio y el destacamento policial.
(Voz de la tierra y el hombre, Salto 1962).
Wimpi
Nació en Salto, Arthur García Núñez, el 12 de agosto de 1906. A los siete años y tras la separación de sus padres, con su madre, se radica en Belgrano, Buenos Aires. Cursa primaria en el Colegio Castro Munita y en el Mariano Moreno, pasando por las facultades de medicina, ingeniería y derecho. Ese espíritu renacentista para el que todo es motivo de asombro, se encarna en su personaje al que llama: “el tipo”.
A los 17 años, decide adentrarse en la lectura y el mundo de Horacio Quiroga, se va al Chaco, donde en contacto con los gauchos descubre lo mágico del “paisaje humano” del hombre de campo y es de allí que saldrán: “Cuentos del Viejo Varela”, “El Fogón del Viejo Varela” y “Los Cuentos de Don Claudio Machín”.
Parte luego a la estancia de su padre en el Salto natal, donde cumple todo tipo de tareas, estableciendo un estrecho vínculo con la paisanada, de quien capta fielmente la riqueza de su ingenio. Quizá por eso el autobautizado “Wimpi”, en su ingenio y humor, es a la vez, sencillo y profundo. Tras los numerosos choques con su padre -un rígido patrón feudal-, al que molesta que sea tan dado a alternar con la peonada, se sumerge en el estudio. Así consigue su título de “autodidacta”. Antropología, física, psicología, sociología, historia, química, biología, literatura y filosofía, son algunas de sus pasiones.
En su obra, el centro de todo, es “el tipo”, hombre esclavo de si mismo, que gasta su vida para vivir. Le provoca asombro, ya que él no entiende la carrera por el dinero como fin, sino como medio. Con humor sarcástico, se ríe del “tipo”, tal como lo expresa en el siguiente fragmento de una de sus charlas radiales;
“Una vez un pobre millonario invitó a un rico tipo a contemplar su colección de joyas. Fulguraban como soles. Cuando terminó la entrevista el rico tipo se despidió diciendo: - Le agradezco a usted, que haya compartido conmigo este tesoro. - ¡Cómo compartirlo, si sólo lo ha mirado! - ¿Qué otra cosa puede hacer usted con él?” Con 22 años llega a Montevideo, cuando ingresa al periodismo, las columnas de “El Imparcial”, ya llevan el sello distintivo de Wimpi, nombre que toma del gordito J. Wellington Wimpi, el amigo de Popeye el marinero espinaca. Contrae enlace con Raquel Nataroberto a quien llamaba “Caracol”.
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A los 29 años, deja “El Imparcial”, pasando por “Uruguay” y “El Plata”, don “Piedra Libre” se llama el programa radial donde Arthur comenta a modo de consultorio sentimental, las inquietudes y experiencias de los oyentes.
Gran parte de su obra se ha perdido, algunas charlas radiofónicas se conservan editadas en libros, lo mismo ocurre con las columnas de los diarios. Algunos títulos editados, son: Los Cuentos de Claudio Machín (Editorial Independencia, 1947), El Gusano Loco (Editorial Borocaba, 1952), Los Cuentos del Viejo Varela (Carlos y Roberto Nalé (Editories 1953), 10 Charlas de Wimpi en Radio Carve (Editorial Monteverde, 1953) y las ediciones póstumas de: Ventana a la Calle, Viajes Alrededor del Sofá, La Taza de Tilo, Cartas de Animales, Vea Amigo, La Risa, El Fogón del Viejo Varela y La Calle del Gato que Pesca.
A mediados de 1940, en radio Carve conoce a Juan Carlos Mareco (Pinocho) estudiante de Derecho, oriundo de Carmelo, de quien se convierte en libretista. Iniciando ambos una etapa de idas y venidas entre Montevideo y Buenos Aires. Mientras que en radio Belgrano, hace furor con Pepe Iglesias, “El Zorro”.
El dilecto hijo de Mataojito murió en Buenos Aires, el 9 de setiembre de 1956.
Aquilino Pío,
hijo adoptivo de Mataojo
Aquilino Pío fue un músico callejero y popular, acordeonista autodidacta, constituido hoy en acervo cultural salteño.
Nació el 19 de octubre de 1902, en el barrio Artigas de Salto, según consigna su partida de nacimiento, del año 1953, año en que se procedió a su registro de oficio. Llevó el apellido de su madre, María Fausta Pío y vivió su infancia en Mataojo, cerca de los cerros de Carumbé.
Casi no asistió a la escuela, desde muy joven trabajó como peón rural. Fue allí en una de las estancias, que recibió su primer instrumento musical, una verdulera de una sola hilera.
Se casó con Flor de Liz Rodríguez, y de ese matrimonio nacieron dos hijas María Eusebia y Santa Celeste.
La música fue cobrando mayor importancia en su vida hasta transformarse en su sustento básico. Tocaba en remates y ferias de ganado, casamientos, bailes, carreras de caballos, etc. y figura como uno de los socios fundadores de la Asociación Salteña de Músicos y Afines (ASDEMYA).
Su talento recibió el reconocimiento del musicólogo Lauro Ayestarán, quien realizó registros fonográficos del músico en su tierra. En su libro “El Folclore Musical Uruguayo” menciona a Aquilino Pío y da cuenta de su testimonio.
En la ciudad de Salto, era frecuente encontrarlo con su tradicional verdulera y su casco de guerra verde, de juguete, alpargatas blancas y medias de seda hasta las rodillas. Quien haya estado en las fiestas de carnaval de la época, sin dudas tendrá recuerdo de su figura.
Falleció en Salto, el 4 de abril de 1983, a la edad de 80.
Existe un álbum recopilatorio, editado en el año 2004, por el sello independiente Perro Andaluz, titulado “Aquilino y su acordeón”, que consta de 12 temas. El instrumento que utilizaba puede ser visto en el Museo del Hombre y la Tecnología.
Fue homenajeado póstumamente, en el día del Patrimonio Histórico, el 4 de octubre de 2007 y en octubre pero del 2012, ASDEMYA hizo lo propio, nombrando en su honor la biblioteca de la institución y descubriendo un busto recordatorio, obra de la artista Rosa García.
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